«En 2022 esperamos ver, al menos, 500 centros intergeneracionales en el Reino Unido. Muchos se habrán construido a partir de actividades y espacios ya existentes. Otros estarán basados en iniciativas nuevas». Así dice en su introducción el informe Mixing matters, publicado este mismo mes de enero por United for all ages, en el Reino Unido. Estos colegas en la lucha en favor de la intergeneracionalidad abogan por mezclar a las distintas generaciones porque “tienen mucho más en común de lo que nos han hecho creer”.
En EiG Lab hemos leído y pensado sobre este documento. La estrategia que propone es clara: si queremos luchar contra la segregación por edades —lo que en el documento se llama apartheid etario— hay que conectar las generaciones. Y esta conexión se puede producir bajo cuatro formas principales: combinando los servicios de cuidado de personas mayores con las escuelas infantiles; las formas de alojamiento con la convivencia entre generaciones; el aprendizaje intergeneracional con el trabajo, en los entornos productivos; y las actividades comunitarias de todo tipo con espacios intergeneracionales.
¿Cómo lograrlo? Para empezar, dice el documento, se necesita la colaboración de políticos, empresas proveedoras de servicios, organismos reguladores, ayuntamientos, diseñadores, arquitectos, evaluadores, financiadores, usuarios, familias y profesionales de los centros donde en la actualidad se atiende a algún grupo generacional. ¿Y qué es lo que habría que hacer? El informe ofrece 3 recomendaciones generales, que United for all ages ya había propuesto en un trabajo anterior:
- construir comunidades multigeneracionales
- impulsar el apoyo mutuo entre personas de generaciones diferentes
- mejorar la comunicación intergeneracional mediante la creación de un consejo nacional para todas las edades
Foto: http://www.unitedforallages.com
Recapitulemos: el documento viene a decir que la mezcla de generaciones es una vía indispensable para unir la sociedad británica, aquejada de varias formas de segregación —división por clase social, nivel de ingresos, edad, ubicación geográfica y etnia—, exclusión y edadismo. ¡Mezclémonos, pues!
Ahora pensemos en España y, salvando las distancias, preguntémonos si esa mezcla generacional es la clave que nosotros también necesitamos para cohesionar más nuestra sociedad. En EiG Lab creemos que NO.
Si bien es importante procurar que las generaciones entren en contacto, ahí no reside la prioridad número uno. No. ¿Por qué? Pues porque sabemos por experiencia que mezclar por mezclar puede acarrear problemas y no conducir a cambios y mejoras sostenibles en el tiempo. No, mezclar no es la clave más urgente. Aprendamos de ejemplos similares: hemos abierto nuestras aulas de Primaria, Secundaria y Universidad a estudiantes de diversos países y culturas, pero eso no ha traído consigo automáticamente más integración, más relación de unos alumnos con otros. Ha hecho falta plantearse, antes, qué hacer al respecto además de mezclar, cómo actuar una vez que personas diversas y con poca costumbre de compartir un mismo espacio se ven juntas.
En el caso de la intergeneracionalidad pensamos que hay otras claves de mayor prioridad: aprender a reconocernos como personas multigeneracionales —que pertenecemos a distintas generaciones y no solo a una—; disminuir la importancia que le concedemos a la edad cronológica a la hora de justificar lo que hacemos y por qué lo hacemos; desarrollar nuestra capacidad relacional —esa que valora más el soy-con que el mero soy—; entrenarnos en el aprecio a las diferencias, a lo diferente, como vía de desarrollo personal y social; entender qué significa eso de tener una expectativa de años de vida mucho más larga; alfabetizarnos en cuanto a las múltiples formas de envejecer —al igual que lo estamos haciendo, poco a poco, en los temas de diversidad de género—; reflexionar y descubrir bajo qué condiciones los encuentros intergeneracionales pueden ser más prometedores. Etcétera.
Con todo esto no dejamos de abogar por que aumenten las oportunidades para el encuentro entre generaciones. PERO ese aumento debe ir precedido de algo que, hoy por hoy, nos falta bastante: nos referimos, por un lado, a más conocimiento detallado acerca de cómo preparar y llevar a cabo buenos proyectos intergeneracionales y, por otro lado, a más indicadores validados sobre las condiciones de los espacios intergeneracionales de calidad.
La mezcla de generaciones sin más puede ser una mezcla explosiva,… en sentido negativo. Dejarnos llevar por el mero atractivo de lo novedoso —¡Juntemos a niños y mayores en actividades conjuntas y verás que bien va todo!— puede cerrarnos las puertas de cara a lograr lo mejor que la intergeneracionalidad puede hacer por nosotros: enseñarnos otra manera de vivir la vida juntos, en común, en tiempos de mayor longevidad.
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