Imagen tomada de Google Maps
El pasado 13 de diciembre tuvo lugar un interesante seminario online (en inglés) titulado “Abordar el aislamiento social a través del entorno construido”, en el que participaron un urbanista de reconocido prestigio internacional (Michael Mehaffy) y un antropólogo especializado en diseño de planificación comunitaria (Philip Stafford). En la conferencia se habló de los distintos tipos de soledades que afectan a diferentes rangos de edad, los problemas médicos asociados a la soledad y la problemática de la soledad social que se define como una pérdida del sentido de pertenencia acompañada de la falta de relaciones.
El seminario puso el foco en la importancia de los e s p a c i o s públicos para combatir el aislamiento. Y ahí es donde, durante el evento, se abrió paso una reflexión sobre la multigeneracionalidad y la intergeneracionalidad que queremos compartir. La cosa es que entre la audiencia del seminario se encontraba el Profesor Matthew Kaplan, miembro de nuestro Laboratorio, quien preguntó al ponente cómo podemos lograr que nuestros e s p a c i o s sean no solo multi sino intergeneracionales, de modo que puedan ayudar a que niños/as y personas mayores interactúen entre ellos.
Esto es lo que Michael Mehaffy respondió:
«Creo que eso es enormemente importante. (…) Pienso que los grupos de más edad y los muy jóvenes son una especie de indicador: si ellos pueden estar allí, si quieren estar allí, probablemente tendremos delante un muy buen e s p a c i o. (…) la idea es que a veces una tercera cosa, un tercer actor, puede ser el catalizador que conecta a personas que de otra manera no estarían conectadas en importancia. (…) pienso en este e s p a c i o situado en la plaza Jamison, en el Distrito Pearl, de la ciudad de Portland.» (ver imagen más arriba).
Hay una fuente de agua en la que a todos los niños les gusta correr y jugar. Y luego hay bancos alrededor de esa área. Y muchas de las personas que viven en esa área y cuyos hogares son nidos vacíos salen y se sientan frente a esos bancos. Y a menudo se inicia una conversación entre los padres de los niños y una persona que está sentada allí mirando a los niños. “Oh, ¿esa es su hija? Pues yo tengo una nieta de esa edad y bla, bla, bla”. Y así el tercer factor —esa niña que sirve de pretexto para la conversación— crea una conexión. Me parece que es muy, muy importante pensar en esto (…) en los terceros actores que ayudan a hacer posibles estas conexiones».
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