Imagen propiedad de Héctor Blanco. Uno de sus primeros bocetos cuando ya pensaba en intergeneracional para el diseño de sus espacios comunitarios
«Soy Héctor Blanco, arquitecto recién titulado por la Escuela de Arquitectura de Toledo, una pequeña escuela donde se defienden las múltiples facetas de la arquitectura social. Parte de mi formación ha sido en el extranjero, en México e Italia, donde he intentado no desligarme de esta humilde visión de la arquitectura. Como voluntario de la ONG Arquitectura Sin Fronteras he sido beneficiario de una beca por parte de la fundación de mi universidad para coordinar un proyecto de cooperación en construcción en República Dominicana, que desarrollábamos en paralelo a un trabajo social con las administraciones locales. Este artículo, que consiste en la rehabilitación de un reconocido barrio histórico de Augsburgo, es un breve resumen de mi proyecto de fin de carrera/máster habilitante.»
En la primera mitad del siglo XVI, un mecenas alemán de la talla de la familia Medici, Jakob Fugger, contrarrestaba la perversidad de su contemporáneo Nicolás Maquiavelo construyendo en Augsburgo el primer barrio de viviendas sociales de la historia, la colonia del Fuggerei. Este barrio, que se creó para dar hogar a personas humildes con un marcado carácter hermético hacia la ciudad, conserva a día de hoy su peculiar y vetusta atmósfera.
En la actualidad, el Fuggerei es una colonia museificada por un turismo voraz al que se le cobra la entrada, atraído por sus pintorescas y estrechas calles empedradas delimitadas por hileras de vivienda a dos niveles e inclinadas cubiertas a dos aguas de ladrillo revocado y estrecha crujía. Continúa siendo administrada por la familia del fundador y está principalmente habitada por más de un centenar de ancianos, todos ellos obligadamente católicos y necesitados, que, a cambio de una vivienda, realizan ciertas tareas comunitarias.
El enunciado de la Escuela de Arquitectura de Toledo para este proyecto académico planteaba la reconstrucción parcial de la colonia partiendo de una hipotética premisa en la que una de las hileras de vivienda del barrio se calcina tras un incendio. El proyecto se enfrentaba entonces a una triple problemática: la intervención sobre el patrimonio, la necesidad de creación de ciudad mediante la eliminación del actual gueto, y la exigencia de mejora de la calidad de vida de sus habitantes.
El proyecto realizado propone actuar sobre una hilera de borde aprovechando las ruinas restantes del desastre, pero permitiendo una gran permeabilidad en su planta baja, y posibilitando el paso para desprivatizar y abrir la colonia, haciendo ciudad. Con esta operación se recupera el espacio libre interior de la gran manzana que antes recogía todas las traseras y las zonas de servicio de los edificios que la componen. Un edificio de oficinas infrautilizado situado en el medio de este gran espacio libre será rehabilitado para convertirse en el gran centro neurálgico de la vida comunitaria de las nuevas viviendas y el barrio, proponiéndose para el mismo un programa de cocinas y comedores de planta libre para los vecinos.
Circulaciones en el Fuggerei antes y después de la actuación.
Con el objetivo de romper esa uniformidad social vecinal característica del barrio y tan alejada de los nuevos modos de vida contemporáneos, se decide introducir como nuevos usuarios a unos jóvenes estudiantes, que compartan las hileras de viviendas con los ancianos, permitiendo la aparición de nuevas relaciones intergeneracionales que utilicen como telón de fondo espacios flexibles diseñados específicamente para el desarrollo de las mismas. Para hablar de espacio en general y espacio intergeneracional en particular debemos reivindicar la importancia del dibujo; un marco teórico es importante para describir un nivel macro pero el lenguaje gráfico es imprescindible para comunicar eficazmente una serie de espacios particulares. Es por ello que, para este caso concreto, las palabras acompañan a los trazos.
La ciudad se concibe en el proyecto como una extensión de la vivienda, tratando el espacio público como complemento y apéndice de los espacios privados. Se mantiene el sistema estructural preexistente de doble crujía y muros de carga. Los espacios de las habitaciones y los aseos, de un carácter más privado, mirarán al tranquilo interior del barrio, mientras que los espacios comunitarios y de relación, se volcarán hacia la ciudad. En la planta baja de las hileras se dispondrán las habitaciones de los ancianos por un tema de accesibilidad, mientras que los jóvenes ocuparán el complejo espacio bajo la cubierta. Los lugares destinados a albergar las relaciones intergeneracionales estarán situados tanto en la planta baja como en la intermedia, así como en el interior de la manzana, ya perteneciente a la ciudad.
Esquema del programa de proyecto.
En la planta baja, los ancianos disponen de una habitación básica con baño para una o dos personas, y un mobiliario muy flexible para poder desarrollar diversas actividades en el ámbito privado. Fuera de sus habitaciones, también en la planta baja, aparecen una serie de burbujas de espacios comunitarios para reuniones, talleres, clases, proyecciones y otras actividades a realizar con los jóvenes. Estos, por el contrario, tienen unas parcas y simples células habitacionales en planta, pero muy complejas en sección, pues cada uso se desarrolla a un nivel de altura diferente. Los estudiantes, al contrario que los mayores, comparten los baños y, al igual que ellos, su vivienda se complementa con las burbujas comunitarias.
Secciones de la hilera de viviendas: habitaciones + permeabilidad de planta baja.
Las hileras de vivienda carecen de espacios de cocina. Se concibe como corazón del proyecto la externalización de estos usos al edificio central del interior de la manzana, consistente en una nave diáfana de cocinas y comedores comunitarios rodeada de espacio público, que facilitará las diversas relaciones entre las dos generaciones, permitiendo a ambas aprender y compartir de manera recíproca. Junto con ella, en el espacio exterior se diseña una zona de playgrounds para niños y un huerto que será autogestionado por los vecinos del Fuggerei, como zona educativa y de trabajo.
Planta baja de hileras de vivienda, cocinas y comedor y espacios exteriores del interior de la manzana.
La introducción de un lenguaje contemporáneo no solo en la arquitectura sino en las nuevas relaciones promovidas en el barrio oxigenan el mismo eliminando su actual carácter fosilizado, estático y rígido. En las nuevas viviendas, los estudiantes y los ancianos pueden aprender y vivir los unos con los otros, y, en estos procesos, el espacio en el que se desenvuelven tiene un rol vital.
Eva Chacón dice
Gracias Héctor por traer a la comunidad EiG_lab este ejercicio tan completo de reconstrucción y regeneración urbana.
Me ha interesado especialmente el planteamiento de partida de tu proyecto: la desgracia de un incendio como momento de oportunidad para la reinvención de ese trocito de ciudad a la vez guetificado y museizado. Que renace como un ave fénix dando acogida a una mayor diversidad en su tejido social que le abre los ojos al presente y al futuro.
Tus palabras e imágenes son muy ilustrativas de cómo la regeneración de la ciudad material va aparejada de una regeneración relacional de sus habitantes. Es desde este punto de partida que la creación de espacios intergeneracionales al servicio de la comunidad llega a ser algo natural en el proyecto de arquitectura.
Enhorabuena por este fantástico fin de carrera, Héctor, y bienvenido a nuestra comunidad que sin duda es la tuya.
Un abrazo desde Granada,
E.
Luis Llopis dice
Interesante propuesta, Héctor.
Gracias por compartir tu proyecto con nosotros.
Ciertamente las escuelas de arquitectura tienen un papel que hacer a la hora de plantear ejercicios con sensibilidad hacia el fenómeno emergente de la intergeneracionalidad. Hace falta apoyo desde distintas instancias y visiones, para hacer crecer las semillas que van apareciendo en este campo.
A nosotros nos parece que hay por delante un apasionante camino por recorrer, y es emocionante comprobar que cada vez hay más gente caminando en la misma dirección. Nos vemos en esta senda!