Hace tan solo un par de semanas se ha celebrado en Lisboa la Conferencia Ministerial sobre Envejecimiento organizada por la Comisión Económica de Naciones Unidas para Europa (UNECE). ¿Con qué objeto? Revisar el grado de cumplimiento de los compromisos adoptados en 2002 cuando, en el marco de la Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, se aprobó el Plan de Acción Internacional de Madrid (MIPAA), un documento pensado para orientar las actuaciones en torno al fenómeno del envejecimiento.
Han pasado 15 años desde entonces y los responsables de Naciones Unidas han venido preguntándose qué acciones se están desarrollando para que nuestras sociedades sean sostenibles y para todas las edades. Por supuesto, en este contexto, no podía faltar una alusión a la intergeneracionalidad.
En Madrid
En su día, el MIPAA habló de multigeneracionalidad y de intergeneracionalidad. El adjetivo multigeneracional fue incluido en 4 ocasiones, pero una de ellas nos interesa especialmente en EiG_lab:
«Diseñar alojamientos y espacios públicos que satisfagan la necesidad de disponer de viviendas compartidas y multigeneracionales».
Esta medida fue propuesta como medio para conseguir mejorar el diseño ambiental y de las viviendas para promover la independencia de las personas de edad. Y se formuló en el contexto de conseguir que los entornos en los que vivimos sean propicios y favorables para que todas las personas, con independencia de nuestra edad, podamos envejecer bien.
La palabra intergeneracional fue utilizada en 8 ocasiones. Y, de nuevo, en una de ellas, se aludía a los espacios:
«Alentar el diseño de viviendas que promuevan la coexistencia intergeneracional, cuando resulte apropiado desde el punto de vista cultural y los individuos lo deseen».
¿En qué contexto se hacía esta última propuesta? En el de la integración en sus nuevas comunidades de personas migrantes de edad avanzada. Y este asunto se abordó como parte del objetivo más general de mejorar las condiciones de vida y la infraestructura de las zonas rurales, una forma de responder a los retos que el desarrollo rural, la migración y la urbanización plantean al envejecimiento.
15 años después
¿Qué ha sido de estos objetivos en 2017? El informe de síntesis preparado por UNECE dedica un apartado al mantenimiento y el aumento de la solidaridad intergeneracional, y otro a la dignidad, la salud y la independencia en la vejez. Y es en este apartado donde se habla de avances internacionales en la provisión de viviendas intergeneracionales:
«Finlandia ha informado de un proyecto de viviendas intergeneracionales lanzado en 2015 en Helsinki, y en el cual jóvenes menores de 25 años pueden acceder a un alojamiento a precio razonable en una residencia de personas mayores a cambio de 3-5 horas de voluntariado con esas personas. En las regiones de Styria y Carinthia, en Austria, también se han introducido proyectos que ofrecen pisos compartidos gratuitos para estudiantes que presten ayuda a sus vecinos mayores. Un programa similar ha sido puesto en marcha en Israel donde el Ministerio de Construcción y Vivienda y el Sindicato de Estudiantes han unido sus fuerzas para llevar a cabo un programa intergeneracional en virtud del cual estudiantes pueden vivir en casas de personas mayores. Los estudiantes acompañan a los mayores y eso les permite acceder a una vivienda económica y a un estipendio que les ayuda a lo largo de sus años de estudio».
Buenas noticias
Sin duda, esto son buenas noticias, que nos animan a continuar. Parece que hay un cierto efecto contagio que va avanzando poco a poco. En nuestro país también contamos con muchas innovaciones en el ámbito de las viviendas pensadas intencionadamente para diversas generaciones.
De esas novedades hablaremos en Alicante, durante la primera Jornada Técnica dedicada que hemos organizado y que está dedicada a los ESPACIOS INTERGENERACIONALES. ¡Nos vemos en el Edificio Intergeneracional de Plaza de América los días 10 y 11 del próximo mes de noviembre!
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